lunes, 22 de agosto de 2011
Boca se acerca cada vez más a lo que quiere Falcioni: cero en su propio arco y fuego arriba.
Boca se acerca cada vez más a lo que quiere Falcioni: cero en su propio arco y fuego arriba. ¿Belleza? Por ahora...
En apenas seis días Boca pasó del plan B al plan F. Sin escalas. Sin medias tintas. Boca es así. “Te mata”, como graficó un dirigente en Rosario. Por ahora no mata en la cancha, pero lo intenta. Falcioni, el técnico que caminó por la cornisa antes de la goleada a Unión (el vicesegundo del club planteó la posibilidad, no la prensa), ya respira aliviado y, de a poquito, moldea un equipo a su gusto. “Equilibrio” fue la palabra que más usó en el contacto con los periodistas post triunfazo. Las líneas juntas, la obsesión por la solidez defensiva, la rápida recuperación de pelota y la intención de generar juego son factores que comulgan con la causa.
El día después de que se descubriera el monumento a Palermo y en la ciudad en la que luce el Monumento a la Bandera, Boca fue un monumento a la paciencia. Nunca se desesperó, aunque en un par de situaciones Orion (tres partidos al hilo con la valla invicta) lo salvó de perder los estribos. El cuaderno del debe se lleva algunas anotaciones: por los costados lo exploran, Schiavi-Insaurralde todavía andan lejos de la remake de Bérmudez-Samuel y la gestación no es la novena sinfonía. Pero es puntero. Real desde los números, virtual desde el rendimiento. Por eso, no se trata de que los resultados y el exitismo maquillen cualquier análisis, sino de que siempre es preferible encontrar la mejoría sobre una base de victorias. Verdad de Perogrullo.
Newell’s lo inquietó con el pressing asfixiante de Noir y Sperdutti (se nota que Torrente fue alumno de Bielsa, al menos en este aspecto) y algunas jugadas aisladas. En un desarrollo parejo, que si cerraba en empate ninguno hubiera chillado, Boca terminó con una sonrisa por la jerarquía técnica de sus individualidades y porque le supieron dar sentido colectivo en un instante decisivo. Riquelme-Somoza-Viatri y Mouche construyeron un golazo. La definición de manual de Pablo (cruzado, abajo, al segundo palo) coronó la mejor jugada del partido.
¿Se puede ilusionar Boca? Tiene material, le falta ensamblarlo. Conocidas las señales de alerta, goza de un espíritu imprescindible para codearse en las grandes. Se plantó en una cancha difícil (no es un lugar común), intentó jugar, se fue virgen en su arco y ganó. Y no es poco...
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