La interna de la barra brava de Racing estalló en altamar cuando el crucero Costa Serena navegaba por aguas brasileñas.
En un bar del quinto piso, se desató una pelea a golpes de puño ante el asombro de todos los presentes, y a pesar que no tuvo consecuencias, a partir de allí los violentos se movieron bajo la atenta mirada de la tripulación.
Embarcados el último 7 de enero, a un costo de u$s1.600 cada pasaje, navegaron por Angra Do Reis, Ilha Bella, Río de Janeiro, Buzios y Punta del Este para llegar a Buenos Aires el 16 y de allí viajar a Mar del Plata para presenciar el último clásico con Independiente.
Y fue en cercanías del balneario más importante de Uruguay donde “Huevo”, que este año será juzgado por el crimen del hincha de Independiente Gustavo Rivero sucedido el 17 de febrero de 2002, y su barra fueron advertidos por el capitán del crucero, Giulio Valestra.
Fue él quien amenazó con bajarlos y dar aviso a la policía uruguaya. Aunque nada pasó, a los pocos días un nuevo incidente se produjo en el bar central de la nave, esta vez sin la presencia del jefe.
Según las fuentes del barco, se les bloqueó la "tarjeta Costa" para todo consumo de alcohol. Luego de eso no molestaron más a nadie, pero fueron el comentario del crucero, que estaba poblado con 3700 pasajeros y 1100 tripulantes. Muchos de los pasajeros, asustados, averiguaron en el departamento de Atención al Cliente por la peligrosidad del grupo.
Algunos de ellos se quejaron por los excesos de los barras, aunque dijeron que "Huevo" pidió disculpas por los incidentes e intentó mostrarse con cierta educación para no ser desembarcado.
Entre los antecedentes de este grupo que se mueve libremente por los pasillos del club y que la dirigencia los exceptuó del derecho de admisión porque cree tenerlos controlados, está la amenaza al colombiano Gio Moreno, que se fue del club en mayo del año pasado, cuando un barra lo intimidó apoyándole un revólver en la rodilla, según informa el diario La Nación.
Es de destacar que según fuentes del club, la barra se hace de una caja de casi $200 mil mensuales por la explotación de los "trapitos", reventa de entradas y merchandising de indumentaria oficial. Además, la Guardia Imperial vende en la cancha su propia indumentaria, como lo hace La 12, de Boca.
Fuente: playfutbol
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